Buscar este blog

jueves, 17 de enero de 2008

Desencuentros

Estoy aquí, ¿me ves?. ¿Qué sucede?, ¿qué ha pasado?... no lo entiendo. Yo sigo aquí, a tu lado... y tu allí, a mi lado... pero hemos perdido la capacidad del encuentro. No se... es que te siento diferente.
Siento que nos alejamos, que te pierdo... Ya no hablamos... ya no me miras...
Y yo sigo aquí, y te veo... y continúo abrazándote aunque ya no sientas como antes mis abrazos.
Por las noches, cuando rápidamente te duermes, y yo no logro conciliar el sueño aquí a tu lado, te observo... observo el movimiento de tu pecho en cada respiración... observo tu piel, esa piel suave que me rozaba con tanto amor hace un tiempo... observo tu cabello brillar con la luz que entra por la ventana...
Pero la noche culmina, y te levantas... ni siquiera me dirijes una mirada, te vistes y huyes de mi.
No se como acercarme a ti, no se como hacer para volver el tiempo atrás.Tu vida, tan ajetreada como siempre continúa... pero te ves triste, algo cansada también. De vez en cuando, cuando te sientas al borde del ventanal a hacer que lees, mientras yo sentado aquí, hago que no te observo... veo como de esos ojos cristalinos brotan algunas lágrimas... Y ¿sabes qué? no comprendo.
No entiendo como llegamos a esta situación...
Después de mucho tiempo de desencuentros, hoy he descubierto algo que me ha roto el alma. Todo por fin cobra su sentido, pero es como una oleada gigante que me aplasta, que me arrastra, que me empuja lejos de ti... que me desarma...
Te segui...
Te segui hoy a la salida de casa...
Y te encontre allí, derramando infinitas lágrimas contenidas, golpeando con fuerza un marmol frío y algo sucio... Preguntabas por qué, insultabas a tu Dios preguntándole el por qué, pidiéndole respuestas ante tanto dolor... Entonces me acerqué para abrazarte, para cobijarte entre mis brazos... y mientras te acurrucaba entre ellos dándote un gran beso, leí...
mi nombre estaba escrito en esa fría lápida.
Lloré, lloré contigo mientras te abrazaba fuertemente para no dejarte ir. Lloré y te bese una eternidad completa.
Y se que no me escuchaste, aunque grité... Pero aunque todavía no logro comprender el motivo sigo aquí, y te amo.
No te preocupes amor, cuidaré de tí, cuidaré de cada uno de tus pasos... Caminaré a tu lado todo el sendero... Me dormiré a tu lado cada noche, observándote respirar... rozandote el cabello.
No quiero que estés triste, no llores más amor, yo sigo aquí...
te amo...

martes, 15 de enero de 2008

París

Cuando te vayas, cuando llegue la hora de tu olvido,
ya no serás para mí lo que habías sido,
ni yo seré para tí lo que imaginabas.
La vida te entregué, me marcho sin rencores,
sin temores, sin cavilaciones.
Nuestras vidas son caminos,
caminos que se cruzan,
caminos que se bifurcan...
quién sabrá lo que nos esperará.
No estés triste por mí,
yo no lo estoy por tí.
Recorre tus andares,
deja tus huellas,
rodeate de gente interezada en seguirlas,
gente gustosa de acompañarte.
Camina, continúa...
Hermosos recuerdos atesoraremos de un pasado, ya pasado
experiencias inolvidables,
besos apasionados,
caricias dulces y fogosas,
el despertar de cada mañana y los abrazos...
Pero no te aferres a la sombra de los recuerdos,
nuestra historia, como la escribimos
fue maravillosa e imborrable,
y permanecerá en nosotros por el resto del camino.
Pero todas las historias tienen sus finales,
y el final de ésta ha llegado.
Marchate, alejate de mis pasos,
hoy el desamor nos condena,
la finitud de los sueños sella el fin.
El fin no esperado, no querido,
pero el fin.
No tiremos por la borda tanto tiempo de amor,
es el momento de alejarnos,
es el momento de despedirnos.
Mi amor por tí fue inmenso y maravilloso,
estoy feliz por este tiempo compartido,
pero es que la vida me espera, me llama,
debo acudir.
No te olvidaré, quién sabe... quizás el destino quiera otra vez...
- No me olvides...
- No podría hacerlo...
- Todavía nos quedará París...
- París... Siempre nos quedará París amor.